Bienvenido al Muro

Joven o anciano, hombre o mujer, sed bienvenidos en la aventura que acaba de comenzar, tiene ante sus ojos el Muro, el lugar desde el cual los politólogos tratan de proteger al pueblo reduciendo las desigualdades y evitando los conflictos, espero que lo más pronto posible vista el hábito negro y se una a nosotros para analizar y dar alternativas a la situación política.

Pase, no tenga miedo...

Nueva Gestión Pública

Joven guardia de la noche, una vez se llega al muro de la política hay una serie de conceptos que es imperativo que aprendas, no puedes hacer una incursión al bosque tenebroso de la opinión pública y los think tanks sin antes conocer lo más básico, pues sino caerás en las emboscadas que seguro los enemigos de la política te tenderán.

El primer concepto es básico, ¿cómo gestionamos el muro? ¿Crees que las decisiones se toman a la ligera? ¿Crees acaso que no hay un líder que nos ordena que debemos hacer?

Pues bien amigo, empecemos...

El sector público sigue normalmente dos grandes modelos de organización que se diferencian por las características del tipo de gestión. Esos dos modelos son: el jerárquico o burocrático tradicional, centrado en la jerarquía en la toma de decisiones, predominio del derecho y los marcos normativos. Por otro lado, la visión de que hay que gestionar por objetivos, buscando obtener los mejores resultados para el ciudadano en la gestión de la administración.

Sin embargo, no nos centraremos en ellas de momento, importa más saber como se está organizando actualmente la administración. La gestión se comienza a llevar a cabo a través de un nuevo modelo, un modelo post-burocrático. Este modelo post-burocrático trata de afrontar la enorme expansión de la administración pública que no está teniendo unos buenos resultados bajo la típica organización burocrática tradicional y que es demasiado grande para seguir una gestión por objetivos a imitación de una empresa. La post-burocracia apuesta por dos vías: la reducción de la estructura administrativa eliminando elementos superfluos y privatizando aquellas ramas de lo público que son demasiado costosas para su mantenimiento con los impuestos tradicionales (se propone privatizar, sobre todo, los servicios de carácter social) sin embargo esta postura supone reducir el campo de lo político y pone en riesgo la cohesión social. 

La segunda vía es la "nueva gestión pública" que es un modelo que incideen en la necesidad de reformar y adaptar las administraciones contemporáneas a los tiempos actuales y no siguiendo los clásicos modelos de mediados del siglo XX. La nueva gestión pública sigue una serie de puntos básicos. El primero de ellos es el de seleccionar a trabajadores polivalentes, capaces de desenvolverse en más situaciones y evitando la especialización en cosas muy concretas. Esto no quiere decir que los funcionarios no estén especializados, sino que sepan dar respuesta a varias situaciones. Para esto se hace necesario también que el personal del estado se renueve y tenga movilidad interdepartamental para evitar el acomodamiento. Desde el punto de vista organizativo se incide en una red de relaciones y no en la clásica pirámide o cadena de mando, de manera que las relaciones sean horizontales y se produzca reprocidad, lo que mejora notablemente los resultados al contar con la experiencia de todos los empleados. Por otro lado se debe motivar la creatividad, la innovación y la iniciativa individual del funcionario, premiándolo y no obligándole a seguir un guión predeterminado. A esto debería sumarse el control de los resultados que tiene la administración pública, en vez del cumplimiento del marco normativo y para que estos resultados sean lo mejor posible hay que intentar que haya varias unidades administrativas que se encarguen de tareas similares para incentivar la competitividad entre ellas y así mejorar el rendimiento de la administración pública.

En conclusión, la administración pública debe trabajar para alcanzar unos objetivos y para ello debe flexibilizar la toma de decisiones, debe salirse de los rigurosos marcos normativos que regulan el trabajo de los funcionarios, incentivar a los trabajadores y de esa manera conseguir una administración pública sostenible y que obtenga resultados visibles.


Fuentes:
OLMEDA GÓMEZ, José Antonio. Ciencia de la Administración, Volumen I: Teoría de la Organización y la Gestión Pública. Madrid, UNED, 1999. Pag 689-692 y 700-711
VALLÉS, Josep María. Ciencia Política: Una introducción. Barcelona, Ariel, 2000. Pag 207-209


Alejandro García-Gil Berbería

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