Bienvenido al Muro

Joven o anciano, hombre o mujer, sed bienvenidos en la aventura que acaba de comenzar, tiene ante sus ojos el Muro, el lugar desde el cual los politólogos tratan de proteger al pueblo reduciendo las desigualdades y evitando los conflictos, espero que lo más pronto posible vista el hábito negro y se una a nosotros para analizar y dar alternativas a la situación política.

Pase, no tenga miedo...

Déficit

- Señor Lord Comandante, ¿puedo pasar?
- Adelante Maestre, ¿ocurre algo?
- Señor, se acerca el Invierno y debemos reunir comida, madera y pieles para afrontarlo, pero apenas podemos sufragarlo.
- ¿Cómo? ¿No hay dinero?
- Así es Señor, el consumo ha caído en los Siete Reinos, apenas exportamos productos hacia allá y los impuestos no son suficientes, ahogan a la población y las grandes rutas comerciales saben eludir a nuestros recaudadores. Estamos gastando más de lo que ingresamos Señor. La situación es insostenible.


Eso es, explicado de una manera muy mundana, el déficit. El déficit es el resultado negativo del saldo de las cuentas públicas, de ser positivo se considera superávit. El saldo de las cuentas supone uno de los cinco agregados macroeconómicos básicos para conocer la situación económica de un país. Los otros grandes datos macroeconómicos son la tasa de paro, la tasa de inflación, el saldo en la balanza de pagos (exportaciones menos importaciones) y el porcentaje de variación del PIB durante un año.

Cuando se dice que un estado tiene superávit es que ingresa más dinero que lo que gasta, así que, los ciudadanos pierden, puesto que pagan más impuestos que las compensaciones que reciben, así que deberían exigir más ayudas o una disminución de la fiscalización. Se puede pensar que es mejor ahorrar durante los años de expansión económica, pero, en mi opinión, es más positivo utilizar el superávit a reducir las desigualdades e invertirlo en un modelo productivo sostenible. Los clásicos y los neoliberales sin embargo consideran que lo oportuno es reducir los impuestos al mínimo y que sean los ciudadanos los que decidan como gestionar sus rentas.

Cuando hay déficit, nuévamente vuelven a perder los ciudadanos, el estado no puede sufragar todas los servicios que ofrece así que está obligado a aumentar sus ingresos, aumentando los impuestos a la población (think tanks, lobbies y demás interesados presionarán para que sus intereses no salgan perjudicados) o reducir gastos, recortando en los servicios públicos, que usa la gran mayoría de la población. Esto supone un conflicto de intereses entre mantener el nivel de servicios sociales que necesita la población a cambio de un esfuerzo fiscal o reducir el alcance de la administración pública y dejar de ofertar servicios por parte del estado. Además, la existencia de déficit implica que hay que financiar los gastos extras de alguna manera, en EE.UU. hay dos vías, aumentar la cantidad de dinero que hay en la economía a través de la Reserva Federal o emitiendo deuda pública. En el caso español, el estado perdió parte de su soberanía económica al entrar en el euro y es el Banco Central Europeo y no el Banco de España el que tiene en su mano financiar deuda pública, por lo que solo le queda al Tesoro Español buscar financiación en el mercado.

Una vez aclarado los dos resultados que pueden ofrecer las cuentas públicas vamos a lo ocurrido ayer 26 de febrero de 2012, cuando Cristobal Montoro, ministro de Hacienda y Administración Pública anunció el saldo de las cuentas españolas durante el ejercicio económico de 2011, el resultado fue un déficit del 8.51% del PIB. Este dato supone que España ha incumplido los objetivos del déficit marcados por la U.E. que eran del 6% y que deberá realizar un gran ajuste presupuestario para cumplir el objetivo de 2012, que es del 4.4% del PIB. En términos relativos el recorte es de más de cuatro puntos porcentuales, lo que en números son más de 40.000 millones de euros ya que cada punto porcentual recortado es igual al 1% del PIB, que en 2011 fue de más de 1 billón de euros.

Esa cantidad de dinero se puede obtener o dejar de gastar de diferentes formas. La austeridad europea hizo que el anterior gobierno y el actual apostasen por los recortes y las subidas de impuestos a las clases bajas, pero hay más opciones.

Primero, sin entrar en opiniones, se puede reducir el déficit de las siguientes maneras:

  • Con política monetaria: si el Banco Central Europeo aumenta la cantidad de dinero (o baja los tipos de interés) que hay en la economía se produce un aumento de la disponibilidad monetaria (o un aumento del crédito) y con esto un aumento de la demanda de bienes y servicios que necesitaría un aumento de producción y por tanto del empleo. Todo esto provoca un aumento de la actividad económica que produce un aumento de los ingresos y por tanto reduce el déficit. Pero además, al reducir el paro se reducen los gastos del estado, así que el beneficio es doble a la hora de perseguir el déficit.
  • Con política fiscal: En política fiscal hay división de opiniones, por un lado, los neoliberales consideran que lo adecuado es reducir los gastos públicos a cualquier precio y si no se consiguen cuadrar las cuentas aumentar los impuestos de manera que se gasta menos y se ingresa más. Pero, en el caso español tendría más sentido el movimiento contrario. Un aumento del gasto público provocaría un aumento de la demanda agregada, con este se aumentaría la producción y el empleo y como se dijo anteriormente, esto aumenta los ingresos originados por la actividad económica. Si a esto se suma una política fiscal más exigente con las rentas altas y las acumulaciones de riqueza además de acabar con ciertos privilegios fiscales el gasto inicial sería compensado y los beneficios producidos por la reducción del paro serían mucho más positivos que la asuteridad europea.
El que no se utilice la política monetaria viene del miedo que tienen los neoliberales a que se produzca un período inflacionario, mientras que la opción socialdemócrata de la política fiscal no se pone en marcha por temor a un fracaso de la misma que produjese un nivel aún mayor de déficit público, por lo que se opta por la opción más dura de las tres y que tampoco asegura ningún tipo de resultado.


Todos los términos económicos que aparecen serán explicados más adelante

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